Familia de conductor fallecido presentó querella, pues se niegan a aceptar que su pariente sea el único responsable de la tragedia.
Al diseño vial de la ruta a Cañete, específicamente en el puente Quelén Quelén, apunta ahora la investigación del fiscal Luis Morales Palacios, para esclarecer qué fue lo que ocurrió en el accidente del puente Quelén Quelén, donde murieron 17 militares, 14 de ellos integrantes de la banda instrumental del regimiento Chacabuco.Ayer, Morales encabezó la reconstituciónde escena, junto a peritos de Vialidad y de la Subcomisaría de Investigación de Accidentes de Tránsito (Siat), para cotejar el informe policial con la realidad actual de la vía. “Fue una buena diligencia y ahora vamos a pedir a los organismos correspondientes ampliaciones de los informes ya entregados”. Lo que sí está claro, dijo el fiscal, es que el conductor, Juan Macaya Zambrano (fallecido en el accidente), “no iba a una velocidad razonable ni prudente, lo que tratamos de establecer es si hubo un nuevo elemento que pudo influir en esto”. Además, descartó una falla mecánica en el bus.Y precisamente al estado deficiente de la ruta apuntan las dos querellas que están presentadas: una, a nombre de la familia del conductor y otra, por las 11 viudas y madres del los chacabucanos.“Nuestra acción legal apunta a que las causas fueron la conducción y problemas en el diseño vial”, dijo el abogado de las mujeres, José Luis Diez Schwerter.Lo mismo persigue la querella de los familiares de Macaya, representados por el abogado Marcelo Torres Duffau. “Esto ocurrió por deficiencias graves en la ruta y el chofer es una víctima más, porque antes no estaban estas señaléticas que instalaron ahora”. Su hermana, Mireya Macaya Zambrano, tampoco se cree la teoría del exceso de velocidad. “El tenía una hoja de vida intachable. No tomaba ni trasnochaba.Trabajó nueve años en la empresa Hualpén y jamás tuvo un problema”, alegó.
Cerrar un ciclo
Al lugar llegaron dos sobrevivientes de la tragedia: el suboficial Jorge Miranda Pedreros y el sargento 2º Jaime Aranguz Rojas. “Quería cerrar un ciclo, pero es muy difícil venir acá”, dijo. Aún está con terapia física, pero mantiene contacto con sus compañeros, con las viudas de los fallecidos e incluso visitó al conscripto Johan Parra Altamirano, recién dado de alta, en la enfermería del regimiento.Apoyado en su bastón, el sargento Aranguz miraba el río Tucapel. “Vine a recordar a mis compañeros”. Tiene para todo el año con terapia, pero volverá a la banda. “Yo voy a volver a tocar donde sea y cuando sea”, aseguró.
“Todavía no lo creo”
Cuatro velas -por los cuatro meses que han pasado desde la tragedia-, encendió ayer en el lugar Hortensia Chávez Bastías, madre del soldado Roy Reyes Chávez, tambor mayor de la banda de guerra del regimiento y oriundo de Cañete. “Vengo todas las semanas a poner flores y velas”, dijo la mujer, sin poder contener las lágrimas. “Era mi único hijo y aún no puedo creer que esto sea verdad”.19 fueron los muertos en el accidente del 12 de noviembre de 2006, cuando el bus que llevaba a la banda instrumental a Cañete cayó al río Tucapel. Dos eran civiles, 17 de ellos militares, 14 de ellos integrantes del conjunto , que aún no logra reponerse de la tragedia.
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